ANNTONA Y EL DÚO SEICHÉLS

La última vez que nos vimos todos fue hace una semana, organizamos una despedida hasta después de verano. Esta deliciosa reunión anual empezó con un botellón en la praderita de la facultad después de exámenes, y según hemos ido creciendo se ha transformado en unas copas civilizadas sin sentadas jipis, guitarras acústicas, vómitos o confesiones espeluznantes. Como ya hemos crecido demasiado, este año fue una cena en un restaurante griego en la carretera de La Coruña.
Estábamos: Anntona, Argenntona, Sorbonna, Glotonna, Ramonna, Latruculenta, Tery, Gabrielita, Javieeerampudia y Angel. Sus destinos vacacionales eran, respectivamente: islas Seichelles, Munich, Frankfurt, Museo subterráneo de Berlin, Colonia, Dusseldorf, campamento de verano en Soria, Cataluña, Zambia y los Fiordos escandinavos.
Era evidente que cada uno iba a un sitio de su padre y de su madre. La reunión es excitante, pero cuanto menos nostálgica y angustiosa, algunos terminan siempre ahogados en alcohol y con un nudo en la garganta o con lágrimas, -los más sensibles- por recordar que vamos a estar más de un mes sin sentir el calor de los otros.
Anntona y yo trazamos un plan para que la despedida no fuera tan amarga, y no me estoy refiriendo a terminar abrazados al cierre del karaoke de Mostenses tirando las copas en la tapicería de los sofás y cantando canciones en castellano, me refiero a otra cosa.
Anntona y yo una vez hace poco, hicimos un grupo secreto. La idea surgió un día de junio en que Los Punsetes estábamos grabando en el estudio de Ramón. Anntona y yo discutimos porque llevo meses pidiéndole una colaboración a este cantautor gayer desde el día en que le escuché en myspace. Le he apoyado siempre, hasta cuando los allegados decían que su proyecto iba a ser un fracaso rotundo (hoy deben estar tragándose sus putas palabras porque a la vista está su éxito). Pues nada, él rajándose suavemente y dándome unas largas muy feas. Me enfadé y le dije que ahora por listo ya no quería colaboración, quería hacer un grupo paralelo a Los Punsetes que íbamos a ser él y yo, y que se iba a llamar “Anntona y el dúo Seichéls” (Recordemos que la preferencia por estas islas viene de un comentario reciente del mismo Anntona: “RRR: deja a J. y fúgate conmigo a las Seichéls”). Se quejó y me dijo que al ser dos, no podía ser dúo, pero le mandé callar y le dije que era obligatorio y que iba a hacer versiones de la banda sonora de Grease y de los Beach Boys a capella y sin rechistar, y que si no podíamos hacer todas las voces porque los de ese grupo son más gente, nos grabaríamos haciendo parte de ellas, pero que lo iba a hacer por mis santos coj... Los ojos se le salieron de las órbitas porque sabía que la amenaza iba en serio, mientras, el resto de Los Punsetes se lo tomaba a broma “Ay, qué cosas tienes, RRR”…Ha!.
Mientras nuestros amigos se preparaban para una cena y nada más, Anntona y yo nos apresurábamos en grabar algunas de las voces de “Blue Moon”, “Beauty School Dropout”, “Be true to your school”, “Wouldn´t it be nice” y otros temazos muy a cuento con el período vacacional. El grupo paralelo fue secreto hasta el día en que debutamos, es decir, el día de la cena. Después de las mousakas, kolokithakias, y los loukoumades (y el vino), Anntona y yo nos ausentamos discretamente de la mesa para disfrazarnos él de animadora y yo de capitán de equipo de rugby. En el restaurante había un pequeño espacio cerca de las mesas y salimos con nuestro radiocasette y nuestro musicasette analógico con la grabación de nuestro trabajo de los días anteriores, a cantar a capella, con el semblante serio y con lo que hay que tener. Sabíamos que nuestros amigos se iban a reír, pero no nos importaba porque ese comienzo era equiparable al de Anntona, y mira luego…triunfó como la Coca-Cola.
Aún habiéndose reído de nosotros, recibimos muchas felicitaciones de nuestros amigos, por lo que nos hemos planteado seriamente tocar en alguna sala de Madrid o incluso telonear a Los Punsetes (eso significaría el fin de mi etapa creativa en este grupo , tendría que salir siempre vestida de capitán del equipo de rugby por falta de tiempo para cambiarme), pero la verdad es que que todos los males sean ésos.