Thursday, May 18, 2006

BARBADO


En aquella época en la que empezábamos a estudiar en la Complutense, en los meses de octubre y noviembre, empezamos a quedar los jueves para tomar algo los que más nos conocíamos de clase. Como éramos ciento cincuenta personas, yo no tenía controlado a todo el mundo, así que aquel día que vi a Barbado en el bar de la bolera donde nos reuníamos habitualmente y acompañada de mi hermano Fran, se me pusieron los ojos como platos.

Cuando llegué era tarde, y mis compañeros estaban sentados y muy acomodados en una mesa grande, bebiendo cerveza, fumando y charlando sobre los dieciocho años anteriores a entrar en la Facultad. De fondo había una pareja de atrevidos, Samuel y Kike, que se estaban echando una partida de bolos.

Saludé y miré a ver quién había. Me detuve en Barbado. Estaba teniendo una conversación con Lazlo Kováks, que estaba sentado enfrente de ella. Con tanto ruido en aquel bar casi no se notaba que la charla empezaba a ser discusión. A Barbado se le ponía cara de “Pero qué dices, chaval” y Lazlo se empezaba a poner rojo de semi-rabia. Me gustó esa chica. De repente me pareció que estaba a años luz de todas nosotras. Creo que el tema del desacuerdo era Alfonso Ussía; a Lazlo le parecía un redicho y Barbado dijo que no. Al lado de ella estaba sentado Wladimiro Preminger, que les miraba sin mucho entusiasmo y de vez en cuando se ajustaba las gafas con el dedo medio. A su otro lado, mi hermano Fran… Todavía hoy no sé qué hacía ella con él, cada vez que se lo pregunto, primero suspira intentando contener la carcajada, pero al final se ríe y no suelta prenda.

Fran es el mayor de mis hermanos, este año cumple cuarenta y dos. Habla muy poco, estudió Químicas y odia la literatura y el cine. Los fines de semana se dedica a sus animales; tiene como catorce perros, siete gatos, pájaros, cobayas, gallinas, cerdos, de todo. Vive en un chalet bastante grande en Algete, solo y alejado del ruido de la ciudad. Cuando se jubile le gustaría comprarse una casa en la sierra profunda de Madrid y dedicarse a la cría. Para mi hermano no es agradable que vaya a verle. A mi los animales no me gustan nada y siempre le pido que los ate, así que él me recibe con recelo porque sus bichos no son libres en mi presencia.

En seguida pregunté si Barbado era de clase. Gabrielita me contó que se sentaba al final y que por eso seguramente no la había visto nunca. También me enteré de que había viajado al norte para ver a Pearl Jam, que le molaba Beck y lo más interesante: que debía su nombre a la isla en la que nació y se crió, aunque le faltaba una “s” al final, un misterio. Después le pregunté por el viejo que estaba sentado a su lado, refiriéndome a mi hermano. “Creo que es su novio, ha venido con ella, pero no es de clase”. Ha! Muy bueno, mi hermano tenía novia y encima era una tía que molaba!.

Fran tardó bastante en darse cuenta de que yo estaba ahí, pero cuando me vio se sobresaltó y vino a preguntarme qué hacía yo ahí, cuando en realidad era él el elemento ajeno al grupo, me soltó una bordería en su línea: “Yo qué sé, me ha dicho Barbado que si quedábamos con los de su clase de imagen de la Complutense, pero me voy a largar de aquí, sois todos unos ninnatoss!!”. Si, mi hermano aún no sabía la carrera que estaba estudiando porque como nunca hablábamos, no se había enterado. Cuando fui a preguntarle que si Barbado era su novia, me lanzó una mirada punzante y salió de allí a zancadas. Ella ni se inmutó, seguía hablando con Lazlo, pero esta vez la conversación se había calmado.

Pasó mucho tiempo hasta que Barbado y yo empezamos a hablar de más cosas que no fueran los apuntes, los profesores y los exámenes. A mi esa chica me tenía hipnotizada, no sé si por sus labios rojos a las nueve de la mañana, sus gafas hexagonales con el cristal roto por la mitad, sus zapatillas blancas cuarteadas y destrozadas, su pelo canoso que un día se tiñó de verde oscuro, su camiseta de lamé transparente con bikini debajo, sus zapatos de tapicería, su blancura a pesar de haber vivido en Barbados muchos años, su silueta, no lo sé, pero cuando decidí cambiar los medios por la moda, ella se convirtió automáticamente en mi musa y un día le hice un traje de gasa de color humo con plumas y perlas. Se portó taaan bien. Un día también hizo una colaboración con Los Punsetes que está grabada. Lo hizo muuuy bien.

Barbado tiene un sentido del humor muy serio y en su sitio, por eso cuando me contó aquello, no supe si creérmelo. Un día en la cafetería nos quedamos a solas después de clase, todo el mundo se había ido a casa a comer y a nosotras no nos apetecía movernos. Me dijo, poniéndome una mano en el hombro: “Sé que lo de mi nombre te tiene intrigada. En el colegio estudié francés, por eso entiendo muchas de las cosas que según tú, me hacen diferente al resto; si quieres saberlo, me llamo Barbado porque tengo los huesos hechos de barba, Barba-do (hueso en francés)”. Se acercó y me dijo al oído que como le contara esto a alguien me cortaba el cuello. Después se marchó, silbando un hit de Battiato, con una estela gris detrás.

13 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Siempre consideré un síntoma de delicadeza extrema por tu parte que, en todos los años de facultad, nunca intentaras sonsacarme sobre mi relación con Fran. Ni siquiera en la intimidad, tan dada a confidencias, que se creó mientras me tomabas medidas para el traje. Pero tus palabras han despertado mis recuerdos , y creo que es hora de darte algunos detalles.

Fue Ussía quien me presentó a Fran. Yo acababa de llegar de Barbados y estaba un poco desubicada. Había trabado amistad con muy poca gente, y por caminos insospechados, pues los antillanos nos relacionamos de otra manera. Uno de mis extravagantes conocidos era Alfonso Ussía, que en esa época era cónsul de Barbados. El cargo no le daba demasiado trabajo, y en cuanto supo que una natural de Barbados (moi) había por fin llegado a España, centró todo su celo en mostrarme vuestro país, con el objetivo de estrechar los lazos transoceánicos. Me sacaba a bailar, me presentaba a gente, me daba a probar ajoblanco y patatas revolconas... Una noche me invitó a una cena. Allí estaba Fran, y te diré que era locuaz y encantador. Nos lo pasemos muy bien, cenemos estupendamente, y a los pocos días éramos ya íntimos. Pero yo echaba de menos un círculo de amigos de mi edad. Fue tu propio hermano, el raro, el misántropo, quien me recomendó que saliera con la gente de mi facultad. Para ello tenía que estar matriculada en alguna. Él había estudiado Químicas, pero no me apetecía porque en las Antillas no creemos en eso. Entonces me sugirió que estudiara Comunicación Audiovisual, "lo que va a estudiar mi hermana". Sí, cherie, él lo sabía, pero sus razones tendría para hacerse el tonto. Efectivamente, a la vuelta de un verano que dediqué a empollarme qué tipo de música les podía interesar a los jóvenes europeos, ocupé mi sitio al fondo de la clase, que en honor a la verdad estaba al principio, cerca de la puerta a través de la que...

7:50 AM  
Anonymous Anonymous said...

Pardiez!...la puerta a través de la que no me creo que me cuente, con motivo de este post, la historia de la vida secreta de mi hermano. Esto si que no me lo esperaba, me parece excelsior.

8:32 AM  
Blogger Wladimiro Preminger said...

Le voy a cobrar derechos de imagen por este insípido cameo de mi persona. Qué poca estima me tiene.

3:43 PM  
Blogger Lazlo Kóvacs said...

No recuerdo haberme puesto rojo de semi-rabia discutiendo con Barbados jamás. A pesar de que es una de las mejores polemistas y conversadoras con las que he topado en toda mi fakin laif.

Y para excelsior, usted, señorita.

9:15 AM  
Anonymous Anonymous said...

¿Fakin laif es una novela de Hanif Kureisi?

9:47 AM  
Anonymous Anonymous said...

Barbado y yo coincidimos en aquel concierto de Pearl Jam del 96 en Anoeta. En el momento en que la cosa se puso fea, la gente de las primeras filas alzó en volandas a una joven Barbado al borde de la lipotimia. Me lanzó una mirada de auxilio desde las alturas pero yo estaba demasiado ocupada pisoteando un chambergo con borreguito de unos 20 kilos. Así que le dije con gestos que "¡yo no puedo estar a todo!".

3:41 AM  
Blogger J. said...

Excelsior, fakin laif, insípido cameo, chambergo con borreguito... Esto parece un puto concurso de expresiones molonas. Estirados de mierda!

2:38 AM  
Blogger Anntona said...

No podía ser menos en un post sobre Baburita...

2:57 AM  
Blogger Lazlo Kóvacs said...

1) Fakin laif no es una novela dl Kureishi, pero a lo mejor escribo yo una y la presento a los Siruelas o algo.

2) J: "Estirados de mierda" no es una expresión molona. Se ha equivocado de sitio. Síiiiiiiiii, nena, sííiiiiiiiii

4:54 AM  
Anonymous Anonymous said...

Por partesss:

No se me ande a quejare, Wla, querido, que le he dedicado un plano medio para vd. solito. De todas formas, si quiere le doy un bocata, o le ingreso en su cuenta bancaria dentro de cuatro meses el importe de esta participación como Extra...aunque yo no lo llamaría así.

5:49 AM  
Anonymous Anonymous said...

Sonikari!! Estaba allí también. Vd. tiene la virtud de aparecer siempre en los momentos más inesperados, cuando yo necesito que alguien me anime porque estoy pensando en cosas que no están ocurriendo en el lugar en el que estoy, como por ejemplo, el lunes aquel en la Via Láctea y el viernes en el Nasti, yo estaba pensando en lavarme el cuello...

5:52 AM  
Anonymous Anonymous said...

J. Lávese el cuello!! Qué le parece esa expresión!.

5:53 AM  
Anonymous Anonymous said...

My Petaquites, siente mi seprentina, oh si nena!

5:54 AM  

Post a Comment

<< Home