Thursday, December 22, 2005

J. Y TOPOR


En vísperas de empezar a estudiar en la Complutense, mi madre se empezó a poner pesadita con eso de que tenía que salir más con mis hermanos…en concreto con Pedro y Pablo…(ver post SIE7E) estoy hablando de esos dos hermanos míos que hacen de sus visitas rurales, salidas lúdicas a exóticos lugares gracias a los tripis.

A Pedro y Pablo les divertía mucho hacerme propuestas grotescas, siempre delante de mi madre y con risita nerviosa, tipo: “¿Por qué no vamos esta noche al karaoke”. Lo hacían únicamente para que a mi madre se le iluminara la mirada y me anima a salir con ellos. Yo, por supuesto siempre les decía que no, hasta que un día me obligaron: “Vamos a un tablao flamenco esta noche, ¿por qué no te vienes?”. Puse todo tipo de excusas, y no sólo estoy hablando de pretextos como que no me gusta el flamenco, sino que mis hermanos son unos degenerados y que conducen borrachos, pero nada de esto sirvió a mi madre; me contestó que ya lo sabía y que le daba igual, que me fuera con ellos.

Yo no pintaba nada allí, Pedro y Pablo sólo me hablaban para recordarme que al final se habían salido con la suya o para hacer comentarios salidos de tono. Aquello era aburrido, todo el mundo era extranjero, estaba trasnochado o bebido; yo estaba empezando a perder la paciencia hasta que de repente divisé a dos tipos sentados solos y juntos, alrededor de una de las mesas situadas al lado opuesto al que estábamos mis hermanos y yo. Permanecían callados, mirándome fijamente con la misma cara de aburrimiento que debía tener yo, era extraño encontrar en este sitio a dos personas de aproximadamente mi edad porque todo el mundo era mayor.

Uno de ellos me daba más miedo que el otro; era corpulento, iba vestido de riguroso negro, tenía los ojos altamente redondos aunque parecía algo adormilado, el pelo corto y cardado, y los labios de un tono violáceo, pero no los llevaba pintados. Se apoyaba relajado sobre el respaldo de la silla con los brazos cruzados, no dejaba asomar sus manos por las mangas del jersey. Tenía un poco actitud de jefe El otro individuo era extremadamente delgado, con la piel muy blanca y la boca ancha. Tenía mucho pelo, muy desordenado, muy largo y de un color ceniza muy definido. Llevaba una camiseta de rayas verdes blancas y azules. En su mano izquierda una caña, los dedos de su mano derecha no paraban de tapear en la mesa siguiendo un ritmo ajeno al que sonaba en el tablao, él también me miraba fijamente con cara de concentración en seguir su ritmo.

No tenían pinta de querer hacerme daño, lo que pasa es que su descaro me asustó un poco y me quise ir, pero mis hermanos se dieron cuenta de lo que sucedía y decidieron que nos quedábamos, así que me tuve que chupar una nochecita llena de tensiones.

A la mañana siguiente mis hermanos se inventaron una historia sobre lo bien que lo habíamos pasado los tres, que deberíamos repetir…así que mi madre me volvió a obligar a salir con ellos. Esta vez me llevaron al karaoke. ¡Dios! La noche en el tablao fue un paseo al lado de la tortura que sufrí; me empujaron hacia el escenario para cantar la canción que ellos eligieron: “Entre dos tierras” de los Héroes. Lo malo fue que cuando empecé a cantar resignada, mi mirada se fijó en ¡los dos mismos tipos del tablao!. Fue un trago bastante desagradable que me vieran haciendo el ridículo de tal manera, si el día del tablao parecían tenerme cierta manía, ahora seguro que me querían matar, casi igual que yo a mis hermanos. Pero la misteriosa pareja también salió a cantar. Fue una canción de Oasis “Wonderwall” y lo malo es que la bordaron. En ese momento tuve la sensación de que me iba a topar con ellos más veces.

Nuestro tercer encuentro fue el mismo día que empezaba las clases en la Complutense, me metí en el vagón de metro deprisa y me senté. Y allí estaban ellos, coast to coast, sentados enfrente, seguían con su misma actitud impasible con su mirada fija, el tipo de negro con los brazos cruzados y el tipo de rayas con un walkman…de repente se oyó:

DIN-DIN-DIN…“Próxima estación-Diego de León-Correspondencia con líneas seis, siete, ocho y nueve-Ramal Ópera Príncipe Pío y Cercanías RENFE, y Facturación Aeropuerto- Final de trayecto-Atención: estación en curva; al salir tengan cuidado para no introducir el pie entre coche y andén”. Conforme iba escuchando aquella sarta de incoherencias miré al techo como buscando una respuesta real a dónde me encontraba. ¿Acaso no me había yo subido en Colombia?. Ningún viajero se extrañó de oír aquello, así que decidí bajarme y coger el siguiente metro.

De camino a la Facultad me estuve preguntando qué habría pasado; tan abstraída iba, que llegué a mi nueva clase, y como una autómata me senté en la primera silla de zurdo que vi. Entonces, alguien desde detrás me dio un golpecito en el hombro y me preguntó si la silla de mi lado estaba libre. Era el chico de negro quien me estaba hablando, y a su lado estaba el chico de rayas. Me sobresalté y les hizo mucha gracia. Esta vez su actitud, lejos de observadora y hostil, fue amigable y distendida.

Compartí cinco años de Facultad con J. y Topor y se convirtieron en dos personas muy importantes para mí, pero cada vez que les pregunto por qué me perseguían días antes de empezar en la Complutense, se ríen y me aseguran que la primera vez que me vieron en su vida fue sentada el día que empezábamos las clases, y que ellos se conocieron en el pasillo antes de entrar en el aula de primero de Imagen.

No me cabe duda de que son sinceros, pero es raro ¿no?.. Algo ha quedado de aquellas experiencias grabado en mi: no puedo evitar sentir cierto temor y desconfianza en algunas ocasiones y por eso rechazo el contacto físico con ellos. Además fue una coincidencia encontrarnos en un tablao, después en un karaoke y más tarde formar un grupo: Los Punsetes. La vida da tantas vueltas…

12 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Es usted un ídolo

1:19 PM  
Blogger Anntona said...

No tengo palabras.

1:43 PM  
Anonymous Anonymous said...

Al final me voy hacer lesbiana por su culpa.

5:06 AM  
Anonymous Anonymous said...

TOPOR, en serio no tiene vd. nada que decir?.

6:12 AM  
Anonymous Anonymous said...

En su casa o en la mía, GATA?

6:13 AM  
Blogger J. said...

Yo amo a la RRRubita.

12:28 PM  
Blogger Wladimiro Preminger said...

Oiga, ya veo por dónde van sus preferencias en estas fantasías revisionistas por las que destila su deseo de ser dominada y ordenada por una instancia superior en la escala de mando. Pero en fin, supongo que Lazlo y yo tendremos que contentarnos con la corteza del alcornoque.

11:36 AM  
Anonymous Anonymous said...

Ha Wla! Sé cosas de vds. dos, que como contara aquí, ni corteza de alcornoque ni de cerdo!.Todo llegará!.

8:37 AM  
Blogger J. said...

Gracias por lo de instancia superior, querido, pero no era necesario.

10:29 AM  
Anonymous Anonymous said...

Con lo de la instancia superior se refiere a mis hermanos, que siempre mandan en mi para todo-!.

5:35 AM  
Blogger Wladimiro Preminger said...

Efectivamente rrrubita. Ay, J., que le ha podido su ego...

1:44 PM  
Anonymous Anonymous said...

Ahí le has dao!

10:03 AM  

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