Thursday, November 03, 2005

EXTIRPACIÓN


La semana pasada me operaron, me extirparon un Zooxanthellae Dinoflagelado del pie izquierdo. Estoy bastante molesta porque no puedo hacer ciertas cosas como jugar al fútbol o conducir, por esa razón me estoy dejando el sueldo en taxis.

Antes de todo esto yo no cogía muchos taxis, y además no me gustaba nada hablar con los taxistas porque me había generado un prejuicio estúpido sobre ellos: hombres grises, con pelo gris y chaleco gris, con poca conversación y más bien secos. Y todo mentira. Precisamente cuando estaba en proceso de abandono del estúpido prejuicio, y me había propuesto ser agradable y darles conversación, uno de los taxistas me habló sobre las palizas que recibieron él y sus colegas en el año 68 en la universidad por parte de…los grises, exultante coincidencia.

Normalmente empiezo la conversación con el taxista hablando sobre la tragedia que ha sido perder algo que empezaba a formar parte de mi, pero trato de no darle importancia tipo: “Es que, sabe usté? Me han operado del pie y no puedo conducir, por eso voy en taxi.” Es eso: trato de no magnificar este terrible suceso porque temo caer en una depresión, así de crudo.

Hace poco más de un año empecé a sentir una molestia en la planta del pie izquierdo y al mirar me di cuenta de que tenía un bulto auténticamente parecido a un coral, me quedé atónita. Con el paso de los meses ese extraño ser cobró vida, creció y le salieron unos ojos al final de cada brazo, unos ojos que me miraban tiernamente. Sin darme cuenta me encontré hablando con el coral, le ponía música y bailaba, le contaba mis movidas y parecía que me entendía, me sentía tan protegida… Nunca le hablé de esto a mi dermatóloga por miedo a que me mirara como a un bicho raro, o que intentara hacer experimentos conmigo, quita quita! Y terminar en un museo como especie desviada de la naturaleza. El coral y yo conectábamos aunque a veces me hiciera daño al pisar, pero aún así no quería deshacerme de él.

Hasta que un mal día discutimos. Fue por una tontería. Llegó el verano y en esa época los pies son mucho más visibles, por eso evité utilizar sandalias para ocultar a mi nuevo huésped. Yo lo hice para no delatarle, pero él me exigía que usara sandalias, y que si no lo hacía sería porque probablemente estaba avergonzado de él.

Me hizo sentir tan mal que rescaté todo el calzado de verano y probé, pero me dolía al pisar, me sangraban los pies...era una tortura de las buenas. Me pregunté si valía la pena sufrir tanto por alguien que te exige que hagas las cosas a su manera. La respuesta fue que no; si había vivido sin él hasta ahora podría hacerlo en el futuro, así que pedí hora con la dermatóloga; a mi nadie se me pone farruco, y menos alguien que estaba ahí de prestao.

A pesar de haber visto muchas barbaridades en su vida, la doctora me miró asombrada: “Pero hija, cuánto lleva eso ahí? Hay que extirpártelo ipso facto”. Tuve que quitarle el bisturí eléctrico de las manos porque poco más y me lo quita en consulta!!…se le puso una cara de psicópata… La semana siguiente me encontraba en un quirófano rodeada de cinco doctores que me miraban con compasión y me hablaban con las bocas tapadas por sus mascarillas, pero la anestesia total hizo efecto enseguida. Antes de operarme me hicieron firmar un documento en el que donaba el Zooxanthellae dinoflagelado a la ciencia, al parecer no hay muchos casos de este fenómeno en el mundo así que accedí.

Todo salió bien, pero no puedo evitar echar de menos a mi compañero el coral y los ratos que pasé con él, las cosas que le conté y las que no le conté... sólo sé que él ya no está aquí conmigo, es que me siento tan mal…

9 Comments:

Anonymous Anonymous said...

A mí me pasó algo parecido con un moco, pero se puso empalagoso y... yummy!

Luego me arrepentí, e incluso intenté reanudar lo nuestro, pero ya se había perdido la magia entre nosotros. Me puse muy triste y me tiré una temporada escuchando a los Kings Of Convenience. Todo me recordaba a mi moco. Aún hoy cada moco que veo me provoca una extraña sensación, algo entre un terrible vacío interior y un sentimiento agridulce que me recuerda lo bonito que fué mientras duró, pero he de ser fuerte y superarlo. Ya se sabe que un moco saca otro moco.

Así que no te preocupes y pásate en cuanto puedas por una piscina pública, verás como en seguida haces pandilla y la vida tiene otro color...el mundo está lleno de bichitos cariñosos!

besotes
Dil

11:14 AM  
Blogger Anntona said...

Apéndice
Viscoso y espeso
Fláccido,tieso

¿Quieres darme un beso?

1:28 AM  
Anonymous Anonymous said...

ESE TEMAZO, topor! lo amo casi tanto como a mi coral.

5:12 AM  
Anonymous Anonymous said...

¿Sabe algo, dilbert? Lo que me hace sentir mal es que los cinco médicos que había en el quirófano me comentaron después de la operación, que el Zooxanthellae Dinoflagelado no paraba de gritar desconsoladamente rollo "la matanza de texas" cuando me lo estaban amputando. Y me juraron que el pobre no sufriría. Eso no me lo puedo perdonar.

5:15 AM  
Anonymous Anonymous said...

Yo me corté el pie por un Hijadeputis Lacerante, y al principio duele, pero luego las pajas saben mejor.

Qué quiere usted que le diga, señorita, que usted no sepa

3:19 PM  
Anonymous Anonymous said...

oigan! que esto era sólo un coral, pero ya estoy mejor(!)

6:22 AM  
Anonymous Anonymous said...

LAS

OSTRAS

NOS DAN

PERLAS,
por su parte.

8:34 AM  
Anonymous Anonymous said...

por cierto, lazlo, este post está dedicado a vd; ya que no puedo darle sexo, le he dado sangre...

5:10 AM  
Anonymous Anonymous said...

Si hubiera tenido una serie de ostras en lugar de un coral, le habría hecho un bonito traje, várvara.

5:12 AM  

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