Friday, February 09, 2007

ANTIFAZ


Había una vez una chica contorsionista. Tenía los globos oculares de color cereza porque su madre era vidente. Su padre era mimo y de él heredó esa expresión única e inamovible en la cara. Siempre tenía un gesto incomprensible porque no reflejaba lo que estaba pensando. Era como una mueca de alegría mas melancolía. Era un esbozo de frivolidad cálida. Quienes le miraban a la cara sentían pena.

La chica contorsionista se ponía la chaqueta de tres mangas y colores de mago todas las mañanas para ir a la playa. Construía castillos inmensos de arena. Lo hacía muy bien porque provenía de una familia de artistas, pero su sueño era trabajar en un banco, sentada y quieta delante de un ordenador. Así sus huesos y músculos dejarían de sufrir. Se estaban deformando con el contorsionismo y a veces tenía ganas de llorar o quedarse en la playa.

Cuando se sentía triste y no tenía ganas ni siquiera de amontonar arena en la playa, se ponía su antifaz y unos tapones para los oídos de color amarillo y se echaba a dormir en su cama redonda con el camisón de encaje negro puesto.

Cuando se sentía feliz y tenía ganas de actuar en el circo, se maquillaba la cara de fucsia y verde menta, se ponía su traje de lycra con brillos, se colocaba plumas azules y cintas de satén y se peinaba el pelo tirante con purpurina. Y no dejaban de aplaudirle porque sus números eran espléndidos.

Pero le dolía el cuerpo.

Y un día descubrió algo nuevo que no era ni la playa ni el circo. Había nevado y volvía de dar un paseo con su traje de terciopelo rojo. Desde el helicóptero la gente contó que veía un paisaje blanco tocado por las pisadas de una figura ensangrentada deslizándose desesperada por la nieve para llegar a algún lugar donde estuviera a salvo. La chica contorsionista se topó con un sillón rojo. Se sentó en él y de repente se sintió cómoda. Los dolores desaparecieron. Quiso llevárselo pero no pudo cargar con él, así que todas las mañanas antes de ir a la playa, volvía al peñón del sillón sanador.

Ella pensó que su amigo siempre estaría allí, pero un buen día desapareció. Simplemente llegó y no estaba allí, alguien se lo había llevado. La chica contorsionista, ladeó la cabeza y de sus ojos oscuros cayeron lágrimas de color sangre.

Sacó el antifaz de su bolsillo, se tapó la vista para siempre y se marchó de allí.

6 Comments:

Blogger Anntona said...

Jodé qué críptico.
¿La gallina?

11:25 AM  
Anonymous Anonymous said...

El gallo

12:53 PM  
Anonymous Anonymous said...

El pollito

3:06 PM  
Anonymous Anonymous said...

El KFC

3:06 PM  
Anonymous Anonymous said...

Me parece muy fuerte que se tomen esto a cachondeo.

8:20 AM  
Anonymous Anonymous said...

Es por Topor que se ha vuelto guay y ha abandonado a todos sus amigos no cool?

7:45 AM  

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