Tuesday, October 24, 2006

NATALIA Y EROS RAMAZZOTTI


Natalia me contaba sus historias sobre noches en Pacha y otras discotecas, en las que terminaba dándose el lote con un tío mayor en el asiento de atrás de su coche. Natalia a los dieciséis años era muy distinta a mi; era morena, alta y con las piernas largas, simpática y graciosa. Y uruguaya. Y a la que mejor le sentaban los vaqueros de todas nosotras a los doce años. A las dos nos fascinaba Eros Ramazzotti. Desde que jugábamos en el parque llevaba un flequillo largo que le tapaba los ojos, y para quitárselo de la cara sacudía la cabeza con fuerza hacia los dos lados. Natalia tenía un espabilo innato, un acento delicioso y un contoneo tropical. Y un comportamiento telenovelístico que erizaba el vello…su vida personal era un drama según ella, pero en el fondo era una mentirosa y una lianta.

Sus cuentos sobre lo incomprendida que era por su excesiva madurez, rápido se convirtieron en historias de lujo adulto y adúltero cargadas de trasnoche y sofisticación. Y yo, que mi única aspiración era aprobar la puta Física de 2º, escuchaba hipnotizada a esa amiga mía que ya se había convertido en mujer y se pintaba los labios de rojo, llevaba tacones y vestidos ajustados negros. Yo a su lado parecía el pretendiente grunge de turno que nunca la alcanzaría.

Pero da igual, éramos muy distintas y yo no aspiraba a liarme con un tío engominado de veinticinco años con un Porsche que me llevara a cenar a los mejores restaurantes de Madrid. A parte de que porque mis padres me hubieran partido la cara, es que simplemente me angustiaba esa atmósfera…Mi deseo más inmediato a los dieciséis consistía en encontrar la manera de invitar un sábado a casa al chico que me molaba de clase, para que me explicara Física.

Daba la casualidad de que se me daban mal las Ciencias y él era bueno en eso y en todo. Su actitud en clase dejaba bastante que desear, era chulito y soberbio, miraba con cara de asco y se reía de las chicas, pero como era un estudiante destacado los profesores le tenían respeto. Yo estaba convencida de que me odiaba, y que a pesar de vivir en el mismo barrio nunca estaríamos cerca. Pero las cosas cambiaron. Y empecé a pillarle echándome miraditas de víctima en clase, y de repente se volvió agradable y siempre tenía unas palabras para mí a la salida. Supe que tenía que aprovechar el tirón, corría el mes de mayo y yo no había aprobado una sola evaluación de Física.

Así, reuní valor y la cosa salió bien, accedió a ir ese sábado a casa. Avisé a mis padres, que se sobresaltaron al momento y empezaron a hacer aspavientos y comentarios descarados e inoportunos, de tipo: “Vaya, ahora lo llaman así, estudiar…”. A mis hermanos les hizo tanta gracia la situación, que en el acto cancelaron sus planes para el sábado por la tarde porque no querían perderse al pin pin que iba a venir a casa, pobre chaval.

Y si, qué lástima; cuando le abrí la puerta se encontró de cara con toda mi familia sospechosa y silenciosamente colocada entorno a la tele, que le saludaron a coro y agitando la mano sin levantarse del sofá. Entramos apresurados en la habitación.

Puse dos sillas una al lado de la otra en mi escritorio, estábamos cerca, sin saber que decir, estábamos incómodos y contrariados, hasta que a él se le ocurrió la buena idea de repasar el temario desde el principio. Empecé a notar que no podía concentrarme, que cada vez me gustaba más, que tenía ganas de besarle en lugar de estudiar ese rollo, y él debió notar que le estaba mirando, su mano se disponía a acariciar la mía cuando mi madre irrumpió en la habitación sin llamar, con una brillante bandeja de pasteles de Mallorca, una sonrisa y una frase: “Hay que reponer fuerzas, chavales…”. Después de eso, pasó un buen rato hasta que se atrevió a acercar su silla a la mía, pero esta vez fue mi padre, asomó la cabeza y dijo en tono jocoso: “¿Qué tal el guateque, digo…el estudio?” y se fue por el pasillo riéndose de nuestra cara de susto sin esperar respuesta. Empecé a pensar que habían hecho un agujerito en mi puerta y estaban empujándose unos a otros para mirar.

El premio se lo llevó Pablo, cuando entró muy ofendido y de brazos cruzados en mi cuarto y me dijo que se acababa de enterar de que ese chico había venido a explicarme Física, cuando yo sabía perfectamente que él estaba en 2º de Físicas: “Digo yo que sabré más que él, ¿no?”, y se marchó.

Lo que estaba claro es que mi familia había montado una pequeña obra de teatro para asustar a mi amigo y de paso dejarme a mi en ridículo. Pocos minutos después confirmé mis sospechas. Volvió a entrar mi madre, seguida de Pedro, Luis, Antonio y Javi, ella seria, ellos con una media sonrisa: “Cariño, ¿te está explicando Física este chico? Pero si sabes que Pablo está estudiando esa carrera, ¿le vas a hacer este desaire a tu hermano? A parte de que este chico tendrá que estudiar también y le estás quitando tiempo; mira que al final bajáis la media y no os da la nota para hacer la carrera que queréis, y luego vienen los lamentos…” No me podía creer aquello, mis hermanos haciéndome burla por detrás de mi madre y mi amigo blanco sin saber qué hacer. Hasta que uno de mis hermanos, no recuerdo cuál, dijo “Mamá, a lo mejor es que le gusta el chico y por eso prefiere que se lo explique él…”. En esos momentos me acordé de mi amiga Natalia, que a esas horas estaría divirtiéndose en Pacha, y por un momento deseé histéricamente estar en su lugar.

Lo que mi familia consiguió fue que mi amigo se despidiera educadamente de mi y huyera envuelto en el terror y la extrañeza de la situación; jamás volvimos a hablar ni dentro ni fuera de clase, pero años después de terminar el colegio me besó. Y Natalia, que me la encontré estando en la Facultad, que por cierto, se sentaba en primera fila y miraba con cara de salida al profesor, me contó que se había liado con Eros Ramazzotti…ya, claro.

4 Comments:

Blogger Anntona said...

Delicious.

7:07 AM  
Anonymous Anonymous said...

Un placer, ya sabe

5:18 AM  
Anonymous Anonymous said...

"Aparte de" se escribe junto. Le he visto dos veces.

Please, correct.

5:57 AM  
Anonymous Anonymous said...

Hummm... ¿ quien era el profe? porque doy fe que no se te daban las ciencias. Lo nuestro era el momento bailongo.

Yo tb qro un link!!!

Besos

5:09 AM  

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